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La provincia en alerta

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Dennis Carrol es un científico que durante las últimas décadas ha investigado la amenaza de los virus de animales representan para los humanos, en una entrevista publicada hace algunos días, afirmaba que la amenaza de enfermedades zoonóticas como el COVID-19 son cada vez más parte de nuestro paisaje natural, debido en gran medida al aumento de la población mundial que ha plagado e intervenido todas las zonas silvestres. Por tanto la pandemia que afecta a gran parte del globo era algo pronosticado desde el ámbito científico. La frecuencia de este tipo de virus se está intensificando, y la globalización, los movimientos de población convierte esto en una amenaza en todas partes.

Históricamente las enfermedades han afectado una y otra vez a la humanidad, moldeando el destino económico y político de las comunidades. Quizás la más reconocida fue la peste negra que asoló a Europa en el siglo XIV, trayendo la muerte de un tercio de la población. Aquellos medievales fracasaron en identificar los agentes propagadores de la enfermedad, mientras se aglomeraron en las ciudades, cerrándolas con el fin de huir de un foco de la peste; fue el mismo hacinamiento y la poca higiene que favoreció a la expansión de la enfermedad.

Nuestro país también ha sufrido en varias oportunidades patologías que hacen sucumbir a parte importante de la población. Una de ellas fue la viruela, era una enfermedad contagiosa siendo el principal síntoma la fiebre eruptiva. Esta causaba la muerte en muchos casos estando presente en nuestro país desde la Conquista hasta las primeras décadas del siglo XX.

En el periódico El Porvenir de San Fernando en noviembre de 1868 publica una crónica donde se afirma: “Este departamento es hoy presa de enfermedades epidémicas que lo asolan. La fiebre tifoidea y las pestes de viruela que cunden y se propagan admirablemente hacen estrago día por día en el vecindario. Pocas son las familias que de tres meses a la fecha, no han llorado y lloran la pérdida de dos o más de sus miembros. No hay tan vez casa donde alguna de estas enfermedades, si no ambas, haya dejado de entrar. El hospital que hay en el pueblo ha presentado y continúa presentando importantísimos servicios a la clase indigente y menesterosos; sus salas están llenas de enfermos diariamente y a pesar del excesivo camero con que se procura repartir este especial beneficio, no alcanza ni con mucho a llenar las necesidades de la población; y tanto que habido muchos enfermos a los cuales no ha sido posible recibir, ya por falta de local;  ya por falta de cama especialmente”

La prensa del periodo enfatiza en la necesidad de poseer otro médico, ya que solo en el pueblo de San Fernando era asistido por un facultativo, quien atendía a gente acomodada en sus casas y solo una o dos horas al día podía atender a las clases populares en el hospital.

Hoy la situación es compleja con la llegada del Coronavirus a nuestro país, donde el panorama no es muy alentador: un Estado y gobierno cuestionado, la clase política deslegitimada y una sociedad que durante los últimos años muestra un comportamiento individualista. Ahora por otro lado se pondrá aprueba el modelo de servicio de salud, mientras unos pocos acceden al mundo privado, los muchos se deben atender  en el servicio público.

Es trascendental como ciudadanos empatizar con los otros, entendiendo que nos debemos a un bien común, por ello atender y ser responsables con las recomendaciones y consejos que provienen del mundo médico o científico.

Por Víctor León Donoso