No alimentar especies silvestres, evitar ir con mascotas, tomar fotografías solo en lugares autorizados y realizar estos recorridos siempre con profesionales del turismo, figuran entre las recomendaciones para visitar áreas protegidas.
Se acerca un esperado fin de semana largo y las actividades en contacto con la naturaleza sin duda estarán dentro de los panoramas predilectos. Si estás pensando como destino algún monumento natural, parque o reserva nacional, es importante considerar que, por su biodiversidad, oportunidades de desarrollo sostenible o potencial valor científico, estas zonas están catalogadas como áreas protegidas y visitarlas requiere un especial cuidado.
James Solís, académico y coordinador de la especialidad Gestión de Áreas Naturales para el Ecoturismo, de la carrera de Ingeniería en Gestión de Expediciones y Ecoturismo de la Universidad San Sebastián, entrega algunas recomendaciones para ser turistas responsables en estos lugares.
· No visitar áreas protegidas con mascotas
Dentro de los múltiples riegos que conlleva hacerlo, está la alteración del hábitat de la fauna silvestre, posibles ataques y la transmisión de enfermedades.
· En actividades de senderismo, siempre seguir las rutas demarcadas
Más allá de la posibilidad de extraviarse en áreas remotas o de difícil alcance, no seguir los senderos o los caminos demarcados puede influir en la erosión del suelo, pisoteo y degradación de la vegetación.
· No utilizar lanchas o motos de agua en parques o reservas marinas
No seguir esta recomendación puede generar malas prácticas de avistamiento de fauna marina, como acercarse demasiado a los animales. Esto, además del exceso de ruidos, entorpece la tranquilidad de áreas que son extremadamente sensibles a cualquier elemento o acción ajena al ciclo medioambiental o natural del lugar.
· No alimentar especies silvestres
Uno de los riesgos es la domesticación de especies, es decir, que se genere dependencia de un alimento que eventualmente no recibirán más. Esto afecta directamente los hábitos de consumo del animal, llegando en algunos casos a perder su capacidad de alimentarse solos. También puede provocar enfermades, al tratarse de alimentos que no son parte de su dieta, por lo que pueden ser muy dañinos para su organismo y sistema digestivo. A esto se suma el riesgo de un ataque por acercarnos más de lo recomendado.
· Tomar fotografías solo en zonas autorizadas
Manteniendo la distancia adecuada, evitamos alterar el hábitat y los distintos procesos naturales de los animales, como por ejemplo la reproducción y caza. A su vez, al no conocer las costumbres y reacciones de una determinada especie, nos exponemos a un riesgo mayor, que podría incluir ser atacados, teniendo como consecuencia algún daño físico.
· Las flores y plantas no son un souvenir
La que parece una simple práctica para tener “un lindo recuerdo” provoca trastornos que pueden llegar a perjudicar la biodiversidad y el ciclo natural del lugar, erosionando los suelos, junto con dañar directamente los microorganismos que se sustentan de esa flor y/o planta.
· Botar cáscaras, semillas o restos de comida no funciona como abono
Esta mala práctica tiene efectos contaminantes en el aire, ya que desprenden gases tipo invernadero cuando comienzan su proceso de descomposición o pudrición, afectando a la fauna y flora. A esto se agrega que los animales, por buscar comida, pueden ingerir algo de estos residuos orgánicos, lo que conllevaría eventualmente una intoxicación o dependencia.
· Visitar estos lugares acompañados por profesionales
Esto mejora la experiencia, ya que podrás conocer en detalle el lugar, obtendrás información ambiental relevante, tendrás la posibilidad de relacionarte adecuadamente con el entorno, prevenir situaciones de riesgo y resolver cualquier problemática o accidente que pudiese ocurrir durante el recorrido.
James Solís agrega que el cuidado que requieren las áreas protegidas confirma la necesidad de lograr un alto nivel de especialización de los profesionales del turismo. “Los Ingenieros en Gestión de Expediciones y Ecoturismo de la USS están preparados para diseñar proyectos, productos y servicios ecoturísticos sustentables, que colaboran con la protección de estas áreas. Contribuyen en su administración, involucran a las comunidades, promueven la integración sociocultural, medioambiental y económica; junto con entregar experiencias seguras y de calidad”.